Me lo pareció a mí, cuando se producía, pero después, al comentarlo, también ha habido personas que habían tenido esa impresión. Y es que nuestro Alcalde hace un uso desmedido de la palabra, confunde los plenos con los mítines y acapara un tiempo precioso para decir poco o nada. Y esta vez parecía demasiado pendiente del reloj y rígido en no superar las doce de la noche a costa, incluso, de cargarse el espacio paralas urgencias, los ruegos y las preguntas. De no haber acaparado tanto tiempo de perorata hasta hubiesemos podido contemplar, seguramente, un final de Pleno menos abrupto y más normal. Por eso este sonetillo duermidero:
El Alcalde-Presidente
dió via libre a su homilía,
parece que pretendía
dormir un Pleno caliente
y además dejar pendiente
para el pleno de otro día
cuantas preguntas había
con su labia incontinente
pues pareció estratagema
para quitarse el problema
de las preguntas del Pleno
hablar sin más fundamento
que hacer llegar el momento
y a las doce echar el freno.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario