martes, 15 de diciembre de 2009

UNA DE ASPAVIENTOS

¿Se dieron cuenta de lo acelerados que andaban los ánimos de los concejales socialistas intervinientes?. Hasta Fernández de Marcos, siempre bastante tranquilo y el más correcto de todos, dejaba ver la tensión en una de sus intervenciones. Las demás, claro, se dejaron invadir por los nervios, el malestar y la soberbia, tres elementos que ya suelen ser constantes en sus intervenciones.

Fernández de Simón, como siempre, intentando subestimar al resto, dándoselas de superpuesta y tratando con el desdén que desde su soberbia cree que se merece esa chusma. Lo digo como lo siento, esas expresiones de no querer entrar a valorar las propuestas para no ridiculizar el Pleno y para no dejar en rídículo a los concejales de la oposición sólo son una muestra de superioridad arrogante que imprimirá carácter pero no se corresponde con la realidad.

Marchán, muy nerviosa y acelerada, con una sofoquina que no alivió su argumentación poco convincente, como si tratara de agarrarse a cualquier mínimo saliente para no caer y pretendiendo desmontar la moción por su redacción como si el fondo sucumbiera a la forma.

Maestre tirando de dogmatismo y prieta las filas partidista en la defensa del gobierno regional y con ese arranque de afectación por la ofensa. Llama la atención, conocidos sus modos, ese hacerse la ofendida. la verdad es que se gana el sueldo porque asume con toda facilidad las consignas y es de un gregarismo imponente sin pizca de autocrítica.

No es que esté de acuerdo con las maneras de Galo pero esa queja de Cristina parecío fuera de sitio, extemporánea y tan poco creible en su afectación que rozó el ridículo.

¿Y el alcalde? Bueno, apelando a que se le había citado por los portavoces, como si le hiciera falta para acaparar la palabra y protagonizar las intervenciones más largas del largo pleno capado en su orden del día.

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